Nacimiento: abandonar el vientre materno  es quizás el acontecimiento más intenso que un ser vivo puede experimentar. Flotar en un líquido a la misma temperatura del cuerpo, con todas las necesidades cubiertas. ¿Qué ocurre en ese momento? ¿Qué sentimos al manifestarnos en este mundo por primera vez?

Nacimiento por Carlos Escolástico

Nacimiento por Carlos Escolástico

 
Los  cinco sentidos, hasta ese momento bajo mínimos, de súbito se conectan desatando una enloquecida cascada de información: luz, ruido, olores, frío, sabor a sangre… de estar rodeados de un elemento líquido pasamos a otro gaseoso. Por mucho que el ser vivo pudiera, nunca llegaría a imaginar antes de nacer qué es la vida de la misma forma que nos cuesta imaginar la existencia tras la muerte o antes de la concepción. ¿Y el proceso inverso? ¿Sería posible  recrear ahora cómo fue el momento en el que se produjo el cambio más significativo de nuestras vidas?
Recientemente he encontrado este relato en internet (desconozco su autoría) que ilustra muy bien la idea de lo que podría significar el nacimiento.
 
 

 

En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés. Uno pregunta al otro:

-¿Tú crees en la vida después del parto?

– Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde.

– ¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida?

– No lo sé pero seguramente… habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca.

…- ¡Eso es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo! El cordón umbilical es por donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida después del parto está excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.

– Pues yo creo que debe haber algo. Y tal vez sea sólo un poco distinto a lo que estamos acostumbrados a tener aquí.

– Pero nadie ha vuelto nunca del más allá, después del parto. El parto es el final de la vida. Y a fin de cuentas, la vida no es más que una angustiosa existencia en la oscuridad que no lleva a nada.

– Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del parto, pero seguro que veremos a mamá y ella nos cuidará.

– ¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y dónde crees tú que está ella?

– ¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella y a través de ella es como vivimos. Sin ella todo este mundo no existiría.

– ¡Pues yo no me lo creo! Nunca he visto a mamá, por lo tanto, es lógico que no exista.

– Bueno, pero a veces, cuando estamos en silencio, tú puedes oírla cantando o sentir cómo acaricia nuestro mundo. ¿Sabes?… Yo pienso que hay una vida real que nos espera y que ahora solamente estamos preparándonos para ella…

 

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